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Sentí que no tenía lugar

Domingo 7 de diciembre de 2008 -
Clarín  - espectáculos

 

EL AGUDO

Silvina Garré: "Sentí que no tenía lugar"

Por un tiempo desapareció de la escena. Ya de regreso, habla de amores, desamores, de por qué Caetano Veloso le dedicó un libro y de por qué ahora en el rock no hay que saber tocar ni cantar.

 

Por: Hernán Firpo

Vargas Llosa revisa con desgano la condición del intérprete. Habla del intérprete/ traductor como de una clase de gente capaz de encontrar equivalencias de palabras, que no es igual a comprender contenidos. Se lo contás a Silvina Garré porque es cantautora, pero su "talento" —ella lo dice así, "mi talento"— está en la voz. Igual lo de Vargas Llosa, mmm... ¿Los intérpretes no son un poco como loros? "¡No! Un buen intérprete puede revelar cosas de canciones que el propio autor no ha hecho". Puede ser, decís, tiene razón. Hasta que te acordás de la Negra Sosa —todo bien con la Negra, su compromiso, su amplio registro y sobre todo su amor por la velocidad y los autos importados— pero, viste Silvina, la Negra es de leer las letras de las canciones.

"El intérprete puede embellecer. Un gran cantante hace el arroz con leche y sale hermosa. A mí me gustan mucho más las canciones cantadas por Baglietto que por sus propios autores. El es un gran cantante, con carisma y capacidad para emocionar".


Cuando las discográficas permiten que Fito Páez grabe su voz, a Baglietto se le pasa el cuarto de hora. ¿Coincidís?

No es que uno empieza a grabar y otro deja de tener éxito. Baglietto cambia de repertorio, va experimentando, hace tango, folclore, se pasa mucho tiempo sin grabar. El, como intérprete, hizo conocer gran cantidad de autores.

Lo digo para entender qué pasó con él, con vos, con Nito Mestre, con María Rosa Yorio. Pensando en el avance de la figura del cantautor.


Dentro del público, hay gente que habla de mi voz y otra que habla de mis canciones y mis letras. Hay un prejuicio: el compositor es mejor que el que no compone.


Es terrible. No se dan cuenta de que están beneficiando al Pity Alvarez.


Yo conozco gente que no sabe ni quién es el Pity Alvarez, y escucha a Ella Fitzgerald. Podemos hablar de música o podemos hablar de promoción de músicos. Son cosas distintas. Antes se era más perfeccionista. Cuando yo era adolescente, si querías cantar tenías que cantar muy bien. Y si querías tocar, tenías que tocar muy bien. A mí me gustaba hacer temas de Joni Mitchell y para eso tenías que saber cantar. Ahora no hay que cantar bien. Esto sucede en todo el mundo y en todos los géneros. Un chico que tenía tres lecciones de guitarra no podía ni acercarse a Weather Report. Con tres lecciones hoy hacés un poco de rock. Ni peor ni mejor, diferente.


Pensaba en esos años y en "Vuelve, vuelve primavera...". ¿De qué hablaría en realidad? ¿Cuál era el verdadero subtexto?


Ni idea. Ahí creo en la importancia del rock nacional. De Spinetta, Almendra, de Los Gatos, de Charly...

 
Caetano Veloso le dedicó su libro "Verdad Tropical" a una tal Silvina Garré. Tenés una homónima, ¿sabías?

Soy yo. Me lo dedicó a mí.


Pero en la dedicatoria también figura David Byrne.


Sí. Es muy emocionante. Lo conocí en un programa de televisión y canté una canción de él, Peter Gast. Se emocionó y se puso a llorar. Yo no podía ni hablar. Con las personas que admirás te pasan dos cosas: un ataque de cholulismo o quedarte muda. Soy de las que enmudecen.


¿Todo esto fue antes de retirarte?


Yo no estuve retirada. Estuve sin grabar, sin ir siquiera a la televisión.


¿Habías dejado de creer?


No en mí. Yo componía, hacía conciertos. En algún momento sentí que no tenía lugar. No fue un solo motivo. Me fui a vivir dos años a Miami y ahí empezó esta sensación. Volví, tuve ofertas para grabar, pero no me interesaba en lo más mínimo. Te avisan que van a ser discos sin difusión, que no hay presupuesto. Es más complejo: había perdido el deseo de grabar. Estamos hablando del '98 en adelante y yo no encontraba la manera de volver. Quería seguir viviendo de esto, cantando, rodeándome de un grupo. Ahora lo estoy logrando. Me llevó mucho años encontrar la manera.


Escribiste una canción que dice: "Qué hemos estado buscando/dónde perdimos contacto/dónde el placer". ¿Le hablás a un novio o al éxito?


A un hombre.


¿Y en ésa que dice "Me equivoqué/me acomodé en un mal lugar"?


¿Qué?

¿Le hablás a un hombre o al éxito?


A un hombre. Me acomodé en un mal lugar es una de mis frases favoritas. Escribo muchas canciones que tienen que ver con el desamor.


El desamor después del amor.


Sí, no como dice Fito. Para mí es amor, desamor, otro amor.


Manejás las ansiedades.


Hay pasos previos.


Me pregunto por qué tendrá tan mala prensa el estado de enamoramiento. ¿La sobredimensión está mal? ¿No es saludable desenfocarse de la realidad?


¡Es lo mejor! ¡Hay que extenderlo! ¿Te imaginás que sea así? En el enamoramiento uno cree que todo es posible.

El amor no entra en las generales de la sociedad de consumo. Debés tomarte tu tiempo. Es un imperativo.
Si te apurás no ves al otro tal cual es. Aprendimos. Nos lo enseñaron. Dicen que de entrada se especula mucho...

Para todo lo demás, el tiempo es oro.


El enamoramiento es una etapa de máscaras, pasión y alegría. Es muy adolescente y necesario. Cuando transitás la adolescencia te creés superpoderoso.


Escribiste otra letra que dice: "Cómo recupero mi esperanza/cómo vuelvo a casa si no tengo/demasiado tarde para andar". Ahí puedo advertir la influencia tendiente a la depresión de la trova rosarina.

Es una canción hecha con una gran tristeza. Me refería a la casa como pertenencia. Cada tanto pienso en eso. La pertenencia es un tema que me ocupa. Soy de perder la pertenencia, de quedarme libre, suelta, desconectada. El desamparo es la máxima protección.

 

Me encantó.


Lo dijo Rilke. El desamparado necesita de unas cuantas herramientas para poder vivir. Nada fácil.

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