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No quedamos atados al pasado

Tiempo Argentino – Espectaculos
27.04.2012 | Entrevista a Silvina Garré
“No quedamos atados al pasado”
Con la edición de Trovas rosarinas, la cantante evoca las canciones de sus compañeros del movimiento musical que irrumpió en la escena nacional en 1982, junto a Baglietto.

Hace apenas un par de semanas, Silvina Garré editó un disco llamado Trovas rosarinas, donde todas las canciones fueron compuestas por integrantes del recordado movimiento musical que irrumpió en la escena de la música nacional en 1982, aglutinados por la banda de Juan Carlos Baglietto. Allí estaban autores como Fito Páez, Adrián Abonizio, Jorge Fandermole, Lalo de los Santos y la propia Garré.
Hoy, la cantante cerrará en el Velma Café un ciclo donde estuvo presentando estas canciones en vivo, alternadas con material de sus anteriores discos como solista.

–¿Cómo fue el proceso de selección de temas para este álbum?

–Quise elegir los temas con la mayor objetividad posible, aunque fuera una objetividad ilusoria. Ya sabía que había algunas canciones que no iba a dejar afuera, como “Tumbas de la gloria”, que para mí es la mejor canción de Fito, o “Canción de luz y sombra” de Fandermole. Elegí las canciones que más me gustan de todos ellos. “Sueño de valeriana” es el tema que más me gusta de Goldín. Y algunos que elegí coinciden con el hecho de ser hits, como “El témpano”, que es muy famoso pero también es el que más me gusta de Adrián Abonizio. Lo mismo sucede con “11 y 6” o “Yo vengo a ofrecer mi corazón”, que es hiperconocido.

–¿Y cómo elegiste los temas de tu propia autoría?

–Son algunos de los que más me gustan a mí, incluso algunos que han quedado sin difusión y perdidos en distintos discos. “Fin de carnaval” y “Un vuelta de cara” son algunos de los que más me gustan, pero no se han difundido mucho.

–¿El trabajo de revisitar los temas de Nebbia para tu disco anterior te llevó a estas Trovas rosarinas, o este nuevo álbum surgió de otra manera?

–Lo de las Trovas fue medio raro, porque al principio yo quería hacer otro proyecto como intérprete, tras el Más que loca con Nebbia. Me gustó eso. Después de muchos años de cantar temas propios, cantar temas de otro tiene otro tipo de enfoque. Porque uno hace los temas de uno para uno mismo, para la voz y el registro de uno. En cambio cantar temas ajenos implica un trabajo de intérprete. Yo no hago nada al estilo de meterme en la historia o el personaje, como hacen los actores o incluso muchos cantantes. Yo canto. Lo que a mí me guía es la música, con la melodía y los arreglos. Eso ya es más que suficiente. Además, cuando cantás canciones de otros, tratás que el disco tenga una variedad de estilos, a diferencia de un disco mío donde en general hago canciones tipo baladas, algunas más pop o otras más lentas. Y eso trae todo un desafío, no sólo por la manera de cantar sino porque es una canción que ya se escuchó y hay que ver cómo hacer para hacerla tuya. La selección, entonces, tiene que ver con qué tipo de canción creo que puedo cantar. Porque hay temas que me gustan mucho pero no puedo cantar, por ejemplo “El otro cambio los que se fueron”, que tiene una temática muy masculina. Así que hubo temas con los que aprendí mucho, y ahí te das cuenta de que aprendés a cantar todo el tiempo.

–Acordate de las historias sobre el trabajo que le llevaba a Mercedes Sosa preparar cada tema...

–Yo llevo más de 30 años cantando, y en la grabación pensaba que tenía que aprender a cantar algunos temas. ¡Eso es buenísimo y muy estimulante! También hay que aprender a cantarlo de acuerdo al arreglo, porque uno está acostumbrado a trabajar con el mismo grupo de músicos, donde ya hay un sonido y una forma de trabajo. Esto tiene lo interesante de lo desconocido, lo nuevo y el desafío.

–¿Hubo un detonante, entonces, para hacer este álbum?

–No me acuerdo ni lo que disparó el disco con las Trovas, pero de pronto decidí que quería cantar todas canciones de rosarinos y me cerró todo. Yo ya había cantado temas de ellos en muchos discos míos, pero siempre junto a muchos temas míos. Y me pasó ahora que en cierto momento tomé conciencia de lo que había sido ese movimiento nuestro en Rosario. No me di cuenta en el momento en que sucedía.

–Muchas veces uno sigue primero el impulso y la intuición. Después lo analiza.

–En esa época era tocar, ir de aquí para allá haciendo algo que me gustaba, pero no sabía qué estaba pasando. Todo fue muy vertiginoso y sucedía muy rápido, pero finalmente uno empieza a metabolizar. Además, hace cinco años nos empezaron a hacer notas por los 25 años de la Trova rosarina, y quizás ahí comencé a tomar conciencia de la importancia que el movimiento musical rosarino había tenido para todo el país. Fue un impacto grande y un cambio que quedó marcado en la gente y en la música nacional. Y no es que todos quedamos atado a ese pasado, sino que seguimos componiendo y cantando y tocando. De todas formas, nos juntamos hace poco con Rubén, Adrián y Juan para participar en la película de Daniel Burman, La suerte en tus manos.

–A lo largo de los años, ¿cómo reaccionabas cuando te invitaban para cantar un tema de la trova en algún recital?

–He tomado bien esas invitaciones y nos hemos juntado no sólo para hacer un show sino también otro tipo de proyectos. Con Juan, por ejemplo, hicimos muchas cosas después del ‘82, y con Fito fuimos todos como invitados a los shows de Circo beat en el Teatro Ópera. Siempre que podemos, cantamos algo juntos y está bárbaro.

–¿Evaluaste si grabar este disco a solas con tu banda o llamar a muchos invitados?

–No me tentó hacer eso, porque el disco justamente tenía que ver con cierta distancia y ver a la Trova rosarina como un movimiento musical. Es como si hubiera decidido hacer un disco sobre la música de Brasil, con las canciones que consideraba las mejores. Acá, además, me limité a ese grupo original, porque hay muchos otros autores buenísimos que surgieron de Rosario. No están Nebbia ni Fabián Gallardo.

–¿Cómo fue grabar todo este disco? Diego Clemente es músico, arreglador y manager.

–Es por la estructura de trabajo que tenemos. Es lo que me posibilitó volver a tener ganas de hacer cosas, como grabar, tocar y hacer giras. Somos este equipo y ni tenemos agencia ni manager, que es algo donde tuve malas experiencias o por lo menos no va conmigo. Me encanta esta manera de trabajo, que es una cooperativa de trabajo donde todas las decisiones se toman en grupo. La verdad es que me siento mucho más acompañada y además las decisiones siempre están guiadas por la estética y la ética de la banda. Se decide por el gusto y lo que tiene que ver con lo musical, antes que por otros intereses. Es ideal para trabajar.

–Durante gran parte de 2010 estuviste haciendo recitales junto a Nito Mestre. ¿Cómo fue el balance de esa experiencia?

–¡Fue fantástica! Íbamos a hacer solamente una presentación, y estuvimos como dos años haciendo shows por el interior del país, y un montón en Capital. Fuimos a todos lados, desde el norte hasta el sur, y fuimos acomodando las fechas con los recitales que cada uno hacía a solas. Como experiencia, fue un placer. Porque no se puede trabajar con cualquiera. Uno tiene que tener una onda parecida, y a los dos nos gusta probar sonido tranquilos, sin gente dando vueltas y con el camarín en silencio. Nito es un tipo sensacional, igual que todo su equipo. Todos nos llevamos genial. A mí me gusta trabajar cómoda. Creo que después de tantos años de cantar, si uno tiene la bendición de poder elegir los trabajos, elijo los trabajos que me hacen sentir bien y donde me llevo bien con la gente. Así que ese proyecto fue sensacional.

Baglietto y los integrantes de la primera banda

Al pedirle una definición sobre Juan Carlos Baglietto, Silvina Garré no duda y dice: “Es el gran intérprete argentino. Yo lo conocí en el año ’80, cerca de la época de la reunión de Almendra; aunque creo que antes lo había escuchado cantar en algún teatrito de Rosario. Lo vi en un recital en un bar llamado Saudades, donde todos ellos se juntaban y yo me sentaba con mis amigas en otra mesa. Al año siguiente ya nos conocíamos y nos hablábamos, y enseguida comenzamos a cantar juntos”.

–¿En qué época fueron novios?

–Desde esa época y hasta el ’83. Después seguimos cantando juntos y luego yo me abrí de la banda y saqué mi primer disco, La mañana siguiente. En el grupo estábamos Rubén, Fito, Juan y yo. Primero estaba el Zappo Aguilera en percusión y el Muerto Sainz en bajo. Cuando vinimos a grabar el disco todavía no teníamos baterista, así que contrataron para algunos temas a Cerávolo y Manolo Juárez para Los nuevos brotes y también estuvo el Chango Farías Gómez. Después, Marco Pusineri, que era de Trigémino, una banda de acá, se sumó y quedó conformada la banda definitiva que hizo tantos shows.

El recuerdo de Lalo de los Santos

En un tema de Trovas rosarinas, Silvina menciona “gente que ya no está” y canta “Aquella niña en soledad”, de Lalo de los Santos. Al preguntarle sobre ese gran músico que murió en 2001, dijo: “Más allá de la emoción, recordar a Lalo me trajo una gran felicidad, en términos de recordar momentos muy felices con él, porque éramos muy amigos y compartimos muchísimas cosas.Además de un gran músico, era una persona muy inteligente y muy sensible. Acá justamente grabé una canción que compuso especialmente para mí”.

El año pasado, canciones de Nebbia

Más que loca es el título del disco que Silvina Garré hizo con canciones de Litto Nebbia. “La idea –dice– fue hacer un disco como intérprete, y quería que fueran temas de un solo autor. No quería que fuera un tributo. ¡Tenía muchas premisas! (risas) Por supuesto que tenía que ser un autor con muchos temas buenos, para poder elegir. Además, lo quería hacer con el propio autor, así que hacerlo con Litto cerraba por todos lados”.

–¿Cómo se lo propusiste?

–Se lo conté en un bar. Le pregunté si alguna vez alguien grabó todo un disco con temas suyos, y me dijo que no. ¡Me pareció rarísimo! Le expliqué que no quería hacer un tributo, sino hacerlo juntos. Yo elegí las canciones y él hizo los arreglos.
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